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El Proceso Psicodiagnóstico se define como el acercamiento al paciente para conocerlo y evaluar psicológicamente sus recursos, potencialidades y dificultades, de modo de obtener una comprensión integrada de su personalidad y funcionamiento relacional. 1 Este proceso se enmarca en un lugar específico, con atención periódica y continua por un período de tiempo limitado y preestablecido, en donde el psicólogo utiliza una serie de técnicas psicodiagnósticas como entrevistas clínicas, observación conductual, pruebas proyectivas, psicométricas y técnicas complementarias, para la obtención de resultados que posibiliten el análisis del caso y elaboración de hipótesis, con la finalidad de responder al motivo de consulta presentado inicialmente por el consultante. También en la etapa inicial que comienza con la entrevista preliminar (motivo de consulta, encuadre, etc.) seguida del proceso psicodiagnóstico, se realizan acciones de contención y primer apoyo para las personas que acuden a la atención psicológica en busca de desahogo emocional y orientación, con la finalidad de conseguir una estabilización anímica momentánea que les posibilite su funcionamiento cotidiano, mientras se abordan las problemáticas y conflictos que son motivo de su consulta.
En el proceso psicodiagnóstico de niños, son los padres, adulto responsable u otro sistema consultante (agente educacional, psicopedagoga, pediatra, neurólogo, etc.) quien presenta el motivo de consulta, requiriendo generalmente una a dos sesiones con los padres, cuatro sesiones aproximadamente de evaluación con el niño, así como una o dos sesiones para realizar la entrevista de devolución de información. Las sesiones con los padres (uno o ambos) tienen el objetivo de conocer una serie de antecedentes relacionados con el desarrollo evolutivo del niño, el contexto sociofamiliar en que se inserta y por supuesto especificidades del motivo de consulta. Por su parte, las sesiones con el niño/a constarán de observación y entrevista clínica; administración de test proyectivos de tipo gráfico (dibujos) o de apercepción temática, así como pruebas psicométricas cuando se requiera, siendo seleccionados por el psicólogo dentro de la variedad de pruebas que existen. Del mismo modo se utilizarán técnicas complementarias como aplicación de encuestas o cuestionarios y Hora de Juego Diagnóstica, siendo ésta una técnica relevante en el diagnóstico con niños, requiriendo materiales que posibiliten el empleo de la misma.
La entrevista de devolución de información constituye la última etapa y cierre del proceso psicodiagnóstico, en la que el psicólogo –a través del diálogo con los padres- entrega información relevante y su opinión profesional en relación al motivo de consulta planteado al inicio y a otros aspectos surgidos durante el proceso, indicando o no la necesidad de psicoterapia. También contempla la emisión de Informe Psicológico cuando así se requiera y acuerde con el consultante.
Etimológicamente,
el vocablo psicoterapia proviene del griego psyque, La Psicoterapia se define como un proceso interpersonal en el cual existen interacciones verbales y no verbales entre un paciente y un profesional que desea ayudarlo. De esta manera el terapeuta procura comprender las dificultades del paciente / cliente, y sobre la base de la naturaleza de la relación y diversas técnicas terapéuticas, propicia el cambio que resulta necesario para reestablecer el estado de bienestar o armonía pedida.2 Al igual que el psicodiagnóstico, el proceso psicoterapéutico se encuadra en un lugar específico, con atención periódica y continua por un período de tiempo limitado y focalizado en determinados aspectos, o bien de forma indefinida en base al acuerdo establecido entre el terapeuta y el paciente / cliente. Krause (2005) 3 señala que quien sigue un proceso psicoterapéutico exitoso, desarrollará una nueva mirada de sí mismo, sobre sus relaciones interpersonales, sobre los recursos propios y los de su entorno; una mirada que pueda abrir puertas hacia nuevos modos de vida. Sin embargo, el proceso le exigirá una participación comprometida y la disposición a generar cambios en sus patrones y formas de pensar; todo lo cual será posible a través de un fuerte vínculo, basado en la confianza entre consultante y terapeuta.
El proceso psicoterapéutico infantil tiene principalmente los siguientes propósitos 4 :
Para estos propósitos, se utilizan una serie de técnicas terapéuticas adecuadas a la etapa evolutiva del niño y en relación a sus características personales, clasificándose en dos grandes grupos: La Terapia Cognitivo-Conductual centrada en la desregulación conductual y afectiva asociada a la agresión, a partir de la realización de tareas específicas y el registro conductual y emocional. Las Terapias Expresivas incluyen todas las formas de expresión simbólica, abarcando: Técnicas
Lúdicas y Terapia de Juego El psicoterapeuta puede utilizar de forma complementaria estas técnicas, de acuerdo a los objetivos trazados, debiendo contar en su consulta con materiales consensuados por la literatura especializada para dicho fin, que posibiliten el trabajo con el niño en un ambiente acogedor, seguro y “entretenido”.
Por otra parte, los padres o adultos significativos juegan un rol fundamental en el logro de los propósitos del proceso psicoterapéutico infantil, ya que son catalizadores y facilitadores de los procesos de desarrollo y salud mental de sus hijos, construyendo y proporcionando un contexto sociofamiliar adecuado para el niño. Por esta razón es que se estima de crucial importancia la participación de los padres o adultos significativos en la totalidad del proceso psicoterapéutico que no significa necesariamente que ellos tengan que tener una psicoterapia, sino que más bien participen de forma activa en algunas sesiones con el terapeuta y a veces con el niño, para que puedan comprender y apoyar el proceso de cambio de su hijo, así como plantear sus apreciaciones e inquietudes respecto a una serie de aspectos relacionados con el niño y su mundo relacional. La psicoterapia infantil termina con la evaluación de los logros en función del motivo de consulta u otros elementos surgidos durante el proceso, y con la elaboración de la despedida que implica un cierre paulatino y progresivo del espacio y vínculo terapéutico, tanto para el niño como para sus padres.
Consiste en sesiones que pueden variar entre una o más, sin que sea necesaria la continuidad ni la periodicidad entre una y otra, cuyo objetivo es entregar guías, consejos, directrices, sugerencias, e información sobre uno o más aspectos específico que presenta el consultante; sin que se constituya un proceso psicoterapéutico, ya que no cuenta con los elementos ni las características del mismo y su finalidad no es el cambio y el logro del bienestar psíquico; sino que tiene como propósito orientar al consultante respecto al tema particular que presenta.
Instancia de aprendizaje, reflexión, integración de conocimientos y prácticas en un espacio grupal, que permite compartir diferentes experiencias y apreciaciones, en concordancia de intereses entre las personas que asisten al taller, de acuerdo a las temáticas que quieran abordar. Mínimo diez personas. ______________________________________ 1 Aretio, C.; Müller, P.; Mateluna, X. “Clínica Infanto-Juvenil: herramientas para el psicodiagnóstico y nociones de psicoterapia”. Colección Textos de Docencia Universitaria. Ediciones Universidad Diego Portales. Santiago de Chile. 2003 2 Jonson, J.H., Rasbury, W.C. & Siegel, L. J. “Curso de Tratamiento Infantil”. Editorial Limusa. México. 1992 3 Krause, M. “Psicoterapia y Cambio: una mirada desde la subjetividad”. Ediciones Universidad Católica de Chile. 2005 4 Aretio, C.; Müller, P.; Mateluna, X. “Clínica Infanto-Juvenil: herramientas para el psicodiagnóstico y nociones de psicoterapia”. Colección Textos de Docencia Universitaria. Ediciones Universidad Diego Portales. Santiago de Chile. 2003
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